miércoles, 20 de mayo de 2020

Batalla de Barranca Seca

18-Mayo-1862
BATALLA DE BARRANCA SECA
Por el Arq. Allán Quintanar.
Al día siguiente del 5 de mayo llegan a Puebla las brigadas de O'Horán, Carvajal y Antillón, son casi 3 mil hombres de refuerzo. Los franceses permanecen en su campamento de Amalucan.
El día 8 de mayo Zaragoza pasa revista a sus tropas en la mañana a a la vista de los franceses. Los weros se retiran rumbo a Amozoc, su destino es Orizaba. Zaragoza permanece en Puebla y se queja de la indolencia y egoísmo de la ciudad.

El 11 de mayo por fin Zaragoza sale al frente del Ejército de Oriente en persecución de los franceses. Planea despacharlos el día 14 de mayo. Lorencez llega el 12 a Acatzingo, el 13 llegan a Quecholac. Va que vuela para Orizaba.
Zaragoza divide su ejército para rodear a Lorencez. Manda a Carvajal por el Palmar, O'Horán por Tecamachalco y Porfirio Díaz para Quecholac. Los caminos están culerisimos por las lluvias y retrasa al grueso del ejército.

El 17 de mayo el ogete de Márquez se entrevista con Lorencez en Tecamaluca. Zaragoza está a un día de alcanzarlos.
El 18 de mayo casi de madrugada Lorencez sale de Tecamaluca rumbo a Orizaba dejando en la retaguardia al Regimiento 99 de línea al mando del Mayor Eugene Lefevre para auxiliar a Márquez. A las 9 de la mañana la Brigada Álvarez llega a Acultzingo al mando del General Santiago Tapia. Son los 662 chinacos lanceros de Toluca y Oaxaca que pusieron a correr a los weros el 5 de mayo.
Los mexicanos se enteran que Márquez y sus traidores están por unirseles a los franceses y decide interceptarlos. Tapia manda mensajeros para pedir refuerzos a Zaragoza porque son 2,500 los traidores.
Zaragoza tiene su cuartel en la Cañada de Ixtapa con la Brigada Díaz, la División Negrete está en Puente Colorado y la Brigada Carvajal está en San Agustín del Palmar como retaguardia del ejército.
Zaragoza pese a su costumbre de estar demasiado cerca del campo de batalla decide quedarse en su posición y enviar a los Batallones fijos de Morelia e Hidalgo y al Batallón Zapadores de San Luis al mando todos del Coronel Mariano Rojo como refuerzo al General Tapia. Son en total 1,852 hombres, aún son menos que los traidores pero los republicanos tienen un gran arma: la victoria del 5 de mayo.
Sobre el camino principal Acultzingo - Orizaba y terminando las cumbres hay un lugar llamado Barranca Seca. Márquez al enterarse de que las tropas republicanas están detrás de sus talones y que son una fuerza menor a la suya decide presentar cobate. 2,500 hombres distribuidos en 2 divisiones con 2 brigadas cada una: la división Vicario y Márquez. Forman una línea con 3 columnas. Y aunque Márquez tiene la ventaja en los números decide enviar por apoyo de sus amigos los franceses.
El General Tapia está esperando sus refuerzos desde las 10am con su tropa formada listos para el combate. Sus refuerzos llegan a las 5pm. Los refuerzos apenas bajan de las cumbres y Tapia las forma de inmediato: A la izquierda el Batallón Morelia, al centro el Batallón Hidalgo y la caballería de los chinacos a la derecha. Tapia sin dudar ordena el avance sobre los mochos.
Los republicanos en desventaja de 2 a 1 cargan a balloneta sobre los mochos. Es tan poderoso la embestida que ponen contra las cuerdas al ejército de Márquez. El Batallón Hidalgo rompe el centro de la línea enemiga y se torna una violenta batalla cuerpo a cuerpo. El entonces Coronel Sostenes Rocha que iba con las caballerías de la Brigada Carvajal por la derecha arrolla a los mochos y están a punto de cortar en 2 al ejército de Márquez.
Cuando están a punto de aniquilar a Márquez aparece el 2do Batallón del 99 de línea francés al mando del Mayor Eugene Lefevre. Éstos 800 cabrones weritos corrieron 20km en tan sólo 4 horas y toman por sorpresa a los republicanos atacando su flanco izquierdo.
La disciplina y sobre todo la experiencia de los franceses sale a relucir. Son rápidos y sobre todo muy valientes. En minutos parten en 2 al ejército de Tapia, envuelven la columna izquierda republicana y se desbanda la tropa.
El Batallón Morelia fue el peor castigado quedando un puñado de hombres que han formado un cuadro defendiendo la bandera de su Regimiento que orgullosamente lleva la condecoración del 5 de mayo. Los morelenses no se rajan al ver que están rodeados de franceses y se baten a muerte. De un madraso cae prisionero su Coronel Tuñón Cañedo pero siguen peleando.
Cae muerto el abanderado, el cabo Marcelino Chávez toma la bandera, los weros quieren quitársela, clava el estandarte sagrado sobre una caja de pólvora, grita ¡VIVA MÉXICO! dispara a la caja de pólvora y se hace estallar matando a los franceses que lo rodeaban.
Cara con boca abierta y sudor frío Franceses y mochos tuvieron 200 bajas pero los republicanos perdieron 1,100 hombres entre muertos, heridos, dispersos y capturados. Zaragoza se replegó a Sn Agustín del Palmar. El General Tapia se ofrece someterse a Consejo de Guerra. Es un golpe durísimo para la República.
Por @Allan Quintanar

Croquis del combate que tuvo lugar en el punto de Barranca seca, el 18 de mayo de 1862, entre una seccion de tropas mejicanas y las Francesas...
Batalla de Barranca Seca.

lunes, 20 de mayo de 2019

Benito Juárez en la ciudad de Veracruz

La llegada de Benito Juárez a la ciudad de Veracruz. 4 de mayo de 1858
Serie: Benito Juárez y la Reforma
Por Luis Villanueva
Aquella tarde del 4 de mayo de 1858 había una calma chicha, misma que solo era rota de vez en vez por el sonido que hacía la brisa marina y por el plosh, plosh del par de ruedas de paletas al golpear el agua. Así, la mar tranquila besaba con suavidad los costados del vapor Tennessee conforme avanzaba; mientras que allá a lo lejos, en el horizonte, el océano se confundía con el azul del cielo en una línea sin fin. Arriba, sólo unas cuantas nubes similares a algodones hechos jirones surcaban el cielo, mismas que eran atravesadas por una parvada de aves marinas que avisaban su presencia con sus característicos graznidos. Aunque el calor era fuerte, la brisa marina ayudaba a mitigar sus efectos, razón por la que muchos de los pasajeros caminaban, charlaban o simplemente se recargaban en el barandal de la cubierta atisbando el horizonte.
Entre estas personas se encontraba el licenciado Benito Juárez, quien en silencio buscaba, junto con sus ministros Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Manuel Ruiz y León Guzmán, la todavía invisible costa de Veracruz. El suave plosh, plosh de las paletas del barco era tan monótono, que pasaba desapercibido para todos, fusionado en los sonidos del ambiente. Sin embargo, nada comentaban entre ellos, pues solo reinaba la expectación por saber cómo serían recibidos en el puerto. Llegó un momento en que ese silencio fue tan denso, que podría haber sido cortado con un cuchillo. Al marcar el reloj las dos de la tarde, el presidente decide no seguir allí y se retiró a su camarote junto con sus dudas.
Dos horas después apareció entre la calina la línea amarillenta de la costa veracruzana. Las lejanas siluetas de los médanos, la vetusta fortaleza de San Juan de Ulúa y de la ciudad, apenas se adivinan entre los borrosos mástiles de los muchos barcos anclados en la rada.
Al tener a la vista la fortaleza, Juárez no puede evitar un calosfrío que recorrió su cuerpo como una descarga eléctrica. A su mente llegaron los recuerdos de su encierro de 10 días previo a su exilio, por órdenes de López de Santa Anna, en uno de aquellos mal olientes, húmedos y oscuros agujeros llamados tinajas, que existen en ese lúgubre sitio. Es curiosa la forma en que trabaja la mente, caviló Juárez. Ya han pasado cinco años y no pudo evitar recordar esa etapa sin sentir esa sensación de desasosiego.
De pronto, a eso de las seis de la tarde, se escucharon en la lejanía el tronar de algunos cañonazos. ¿Advertencia o recibimiento? De momento no se supo si surgieron de Ulúa o del baluarte de Santiago, pero para el caso daba lo mismo. Ante la duda, el capitán del Tennessee detuvo la marcha de la nave y esperó a que llegue el práctico del puerto, que era el encargado de dar instrucciones y de conducir con seguridad al barco a través de los filosos arrecifes dentro de la rada.
Afortunadamente no tuvieron que esperar demasiado, pues poco después llegó la falúa con el práctico en ella, quien apenas había abordado el vapor cuando comenzó a ser bombardeado con preguntas. El práctico se abre paso entre la gente y dirigiéndose a Juárez, le informa que el puerto y la ciudad están en poder del gobernador Manuel Gutiérrez Zamora y del general Ramón Iglesias, comandante militar de la plaza. Enseguida, el práctico le solicitó esperar un poco antes de avanzar al puerto, pues los antes mencionados habían solicitado algo de tiempo para organizar su recibimiento. El presidente respiró con alivio conforme escucha a su interlocutor. Su generalmente adusto rostro reflejaba ahora tranquilidad y una alegría contenida. Después de todo, pensó, aún hay esperanza.
A una señal acordada, el práctico toma el timón y comienza a dirigir con suavidad la nave hacia la bahía, hasta hacerla anclar a un lado de San Juan de Ulúa y de un buque conocido como el “paquebote inglés”, que había llegado unas horas antes procedente de Cuba con la noticia de la posible llegada en el Tennessee, del presidente Juárez y sus ministros.
Al tener a la vista al paquebote, los recuerdos volvieron a la mente del presidente: Era el mismo barco en el que había sido subido intempestivamente, enfermo y sin dinero, con la orden de exilio hacia Europa en aquel de pronto presente, 9 de octubre de 1853. No obstante, también recordaba con agradecimiento a todos aquellos que por caridad, le ayudaron a juntar el costo de su pasaje a Cuba, para después viajar de allí a Nueva Orleáns, contraviniendo así la orden dada por López de Santa Anna. Cosas de la vida, siguió recordando Juárez. Ese paquete era también el mismo que seis meses antes de su exilio, había traído de vuelta a México, desde Cartagena de Indias, a “El Quince Uñas”.
Alrededor de las siete de la noche, el capitán del puerto abordó el Tennessee para confirmar en él la presencia del gobierno constitucional de la República. En seguida, mandó a avisar al gobernador de las buenas nuevas, mientras le presenta sus respetos al ciudadano presidente.
Cerca de las ocho de la noche empiezan los pasajeros a abandonar el vapor, mientras que en una falúa del servicio aduanal, llega el Gobernador Gutiérrez Zamora junto con las autoridades del puerto, para llevar a Juárez y a sus ministros a tierra.
En la ciudad, todo era algarabía y fiesta. Cuando se supo que la hora en que el presidente llegaría al muelle se acercaba, empezaron a cerrar las puertas de casas; talleres, vecindades, oficinas y negocios. Muchísima gente se apretujaba en el muelle, los portales y en la Plaza de Armas. Al momento en que la falúa que llevaba al presidente se desprendió de un costado del Tennessee, mucha más se arremolinó alrededor de aquella. Pronto empezaron a rodear al Tennessee, más falúas y botes con soldados y marinos leales al gobierno, así como también pescadores o simplemente, gente del pueblo.
Cuando Juárez tocó con su pie las escaleras que subían al antiguo muelle, 21 cañonazos rugieron desde la fortaleza de San Juan de Ulúa, rindiendo así, honores (y a lo mejor disculpas), al presidente constitucional. No hubo necesidad de más indicaciones, el gentío se apretujó en torno a Juárez, mientras que la música marcial cubría con sus notas el aire sin parar. Desde el muelle hasta la Puerta Nueva, la Guardia Nacional; los artilleros y la infantería hacían valla. Inesperadamente el clarín tocó “atención” y un silencio se hizo entre la muchedumbre: un jefe de columna ordenó “presentar armas” y al momento, los acordes del himno nacional surcaron los aires.
Muchas lágrimas rodaron por infinidad de mejillas; los corazones latieron al unísono. Gritos de ¡Viva México! ¡Viva Juárez! ¡Viva la Constitución de 1857!, surcaron los aires. Juárez, jubiloso, se dejaba llevar también por la emoción, por la alegría, aunque trataba de mostrarse sereno. Ya no estaba solo, contaba con un pueblo, una ciudad, una aduana, un ejército…contaba también con una futura capital de la República.
El presidente observó en los balcones y azoteas a mujeres y niños batir sus palmas; mientras escuchaba que las campanas de la parroquia teñían sin cesar, uniéndose con singular alegría a los estampidos de los cohetes, los gritos y la música. No era para menos, el párroco que hizo sonar el campanario era el fraile liberal Cristóbal Noriega, capellán de la Guardia Nacional. Este mismo dirigió un Te Deum laudamus en ruego por futuros triunfos.
Juárez, flanqueado por Gutiérrez Zamora y Ramón Iglesias, fue poco a poco avanzando entre aquel mundo de gente que deseaba saludarlo y que a su vez, iluminaban su camino con sirios. Así, llegaron a la casa número 683 de la calle María Andrea, donde fueron alojados. Allí continuarían los discursos de bienvenida.
El presidente, en medio de la zalamerosa palabrería, volvió a pensar: “Hay esperanza”, mientras un brillo especial surge en sus ojos negros como la obsidiana.
*Puerto de Veracruz, a 161 años de la llegada de Juárez a esta ciudad.*
Fotografía de encabezado: Veracruz News.
Basado en la obra del maestro José Luis Melgarejo Vivanco “Juárez en Veracruz”.

viernes, 19 de enero de 2018

Manifiesto de Benito Juárez al establecer el gobierno de la República en Guanajuato ( 19 de enero de 1858)


MANIFIESTO

Mexicanos:

El gobierno constitucional de la república, cuya marcha fue interrumpida por la defección del que fue depositario del poder supremo, queda restablecido. La carta fundamental del país ha recibido una nueva sanción, tan explícita y elocuente, que sólo podrán desconocerla los que voluntariamente quieran cerrar los ojos a la evidencia de los hechos. Los hombres, que de buena o mala fe repugnaban aceptar las reformas sociales que aquel código establece para honor de México y para el bien procomunal, han apurado todos sus esfuerzos a fin de destruirlo. Han promovido motines a mano armada, poniendo en peligro la unidad nacional y la independencia de la república. Han invocado el nombre sagrado de nuestra religión, haciéndola servir de instrumento a sus ambiciones ilegítimas y queriendo aniquilar de un solo golpe la libertad que los mexicanos han conquistado a costa de todo género de sacrificios, se han servido hasta de los mismos elementos de poder que la nación depositara para la conservación y defensa de sus derechos en manos del jefe, a quien había honrado con su ilimitada confianza. Sin embargo, tan poderosos como han sido esos elementos, han venido a estrellarse ante la voluntad nacional, y sólo han servido para dar a sus promovedores el más cruel de los desengaños y para establecer la verdad práctica de que de hoy en adelante los destinos de los mexicanos no dependerán ya del arbitrio de un hombre sólo, ni de la voluntad caprichosa de las facciones, cualquiera que sean los antecedentes de los que las forman.

La voluntad general expresada en la Constitución y en las leyes que la nación se ha dado por medio de sus legítimos representantes, es la única regla a que deben sujetarse los mexicanos para labrar su felicidad, a la sombra benéfica de la paz. Consecuente con este principio, que ha sido la norma de mis operaciones, y obedeciendo al llamamiento de la nación, he reasumido el mando supremo luego que he tenido libertad para verificarlo. Llamado a este difícil puesto por un precepto constitucional y no por el favor de las facciones, procuraré en el corto período de mi administración, que el movimiento militar verificado en Tacubaya el 17 del pasado diciembre, su primera y más sagrada obligación es acatar la voluntad nacional y prestar obediencia a la autoridad que de ella emana. La sangre mexicana derramada inútilmente en combates fratricidas, sólo ha producido amargos frutos para la patria; mas amargos aún deberá darlos una rebelión en que no se sostiene ningún principio y que, en último resultado, se encamina a proteger intereses personales que la nación está muy lejos de aceptar.

Los mexicanos que en algo estimen el bien de su país, y que ven a la república alzarse para reclamar el orden legal, porque colocada en él se prometía su paz y su prosperidad, no pueden, sin faltar a su propio deber, tomar parte en las sediciones que desgarran el seno de la patria y que le alejan toda esperanza de progreso, su excelencia [S. E.] el Presidente espera fundadamente que los hombres que han cometido un error, tal vez emanado de sanas intenciones, vuelvan sobre sí, y pesando las funestas consecuencias de su obstinación, depongan la actitud hostil que aún guarden y obsequien sin dificultad la voluntad pública. En caso de que esta esperanza quede burlada, porque todavía se quiera escuchar el grito de las pasiones, S. E., está firmemente decidido a reprimir los excesos; aunque le sea preciso combatir los sentimientos generosos que lo animan, llenará con toda clase de sacrificios el sagrado deber de consolidar la paz, restablecer el orden legal y la buena administración pública. Para tan importantes objetos, el excelentísimo señor Presidente se promete de vuestra excelencia, la más eficaz y activa cooperación, encargándole, además, que se sirva darle la publicidad conveniente a esta circular, para que su contenido llegue a noticia de los habitantes de ese estado.

Disfruto la satisfacción de protestar a V. E. las atentas consideraciones de mi particular aprecio.

Dios y Libertad. Guanajuato, enero 19 de 1858

(Manuel) Ruiz

Es copia. México, abril 30 de 1861



Fuente: "Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia" - Jorge L. Tamayo

martes, 24 de mayo de 2016

El Pueblo que Desafió a un Imperio

Texto tomado del libro "Apuntes del Teruño", escrito por Don Milton Flores Moreno.

Mixquiahuala.- El Pueblo que Desafió a un Imperio.

Este bello rincón del Estado de Hidalgo, llamado Mixquiahuala de Juárez, cuyo significado en lengua náhuatl es: "Lugar circundado de Mezquites", y que lleva el apelativo del ilustre patricio Licenciado Don Benito Juárez como reconocimiento a que luchó con gran espíritu de sacrifio por legarnos una patria libre y generosa, tuvo oportunidad de patentizar su lealtad a la causa liberal con un conmovedor acto heróico.

Surgen los antecedentes al concluir la sangrienta lucha fraticida conocida como la guerra de tres años.
Es otra calamida que empeña ominiosamente la vida de México; un grupo minoritario integrado por traidores, no queriendo perder sus privilegios, se trasladó a Europa para manifestar a Napoleón III su deseo de que nombrara a un príncipe para que nos viniera a gobernar.

Estos acontecimientos se desarrollaban allá por 1863 cuando el grupillo de apátriadas monárquicos, después de un largo viaje llegaba a Miramar encabezado por José María Gutiérrez de Estrada, quien soñaba que la felicidad de nuestra nación se alcanzaría al quedar bajo la tutela de un príncipe rubio de ojos azules.

En efecto, el 10 de abril de ese año, la comisión de malinchistas compuesta por: José María Gutiérrez EStrada, Joaquín Velázquez de León, Juárez Peredo, Ignacio Aguilar y Marocho, José Hidalgo, Francisco Javier Miranda, Tomás Murphy, Antonio Escandón, Adrián Wool, Angel Iglesias Facio y José María Landa y Arrongoiz, llegó a Miramar para ofrecer a Maximiliano de Habsburgo el trono de México siempre que fuera aprobado por su Majestad Napelón III. Aunque esta farsa ya había sido arreglada por Aguilar y Marocho en el Palacio de las Tullerías, en donde Gutiérrez de Estrada, en elsaón de recepciones hizo uso de la palabra; dando tres pasos al frente y con ramplona solemnidad dijo:

     "México con filial confianza, pone en vuestras manos el poder soberano y constituyente que debe regular sus futuros destinos y asegurar su glorioso porvenir, prometiéndose en este momento de solemne alianza, un amor sin límites y una fidelidad inalterable".

A continuación, Maximiliano, dando contestación a dicho ofrecimiento prestó el juramento de rigo, de la siguiente manera:

     "Yo, Fernando Maximiliano, Emperador de México, juro a Dios por los Santos Evangelios, procurar por todos los medios a mi alcance, el bienestar de la Nación y defender su Independencia, conservando la integridad de su territorio".

Al realizarse la invasión, bajo consigna terminante, a donde quiera que llegaban los franceses, de inmediato convocaban a juntas para que expresaran su deseo de llamar a Maximiliano. De ese modo se reunió un buen número de actas que desde luego, no podían ser el signo de la voluntad nacional, porque no las firmaron todos, ni la mayoría de los pueblos de la República, gran parte de la cual estaba en manos de los liberales y no eran levantadas con voluntad, sino bajo la fuerza de las ballonetas francesas.

A este episodio se refiere la actitud asumida por los ciudadanos mixquiahualenses, cuyo relato es el siguiente:

Frente al costado poniente de la plaza principal de Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo; existía una vieja construcción ubicada en la contraesquina del atrio de la parroquia. Era de las construcciones más antiguas de la población; ocupaba casi media manzana, por lo cual tenía vista a la plaza principal, a la plazuela Hidalgo y a la calle de Ponciano Arriaga. Los que la conocieron nunca supieron quien la construyó, aunque había indicios de que ya existía antes de imperio de Maximiliano. Se dice que fue habitada por una familia cuyos últimos descendientes fueron unas damas de apellido Aguirre, lo que originó que se le conociera por "LA CASA DE LAS AGUIRRE".

En esaépoca en dicha casa había un local comercial con tres puertas que daban hacia la plza principal y otra a la plazuela Hidalgo. Entre las tres puertas citadas había unos "poyitos" en donde descansaban los viandantes. La puerta más cercana ala esquina de la plaza principal, tenía una hoja cubierta totalmente de lámina metálica, muy bien acoplada, que guardaba simetría con la otra hoja que era de madera. La explicación es que la puerta fue recubierta debido a que una ocasión intentaron quemarla.

Este hecho ocurrió a consecuencia de haber llegado a México, Maximiliano, ya ungido como Emperador, precisamente el12 de junio del año de 1864, encaminado sus primeros pasos a consolidar su situación política interna y así poder obtener el reconocimiento de otros países.

Con este fin, el Emperador ordenó que todas las ciudades, pueblos, villas y demás centros de población, la firma de actas en donde dieran su adhesión al Imperio.

Para entonces, Mixquiahuala ya no tenía la categoría de Alcaldía Mayor que comprendia las poblaciones de Tepatepec, Santa María, Xochitlán, Huitezcalco, Tepeitic, una ex-República indígena llamada Tlaxcoapan, la hacienda de Tlahuelilpan y Atitalaquia, pues ya había pasado a ser parte del Distrito de Actopan. Las autoridades del Imperio sojuzgaban desde su comandancia


martes, 26 de abril de 2016

Benito antes de Juárez 2016

Reciban un cálido saludo y una muy atenta invitación con toda su familia a la nueva temporada de la obra:

Benito antes de Juárez, obra original de Edgar Chías


“Celebramos 8 años en cartelera”

Todos los domingos, a partir del 17 de abril y hasta el domingo 26 de junio.

1 y 15 de mayo sí habrá funciones.

Lugar: Sala Julián Carrillo de Radio UNAM (Adolfo Prieto #133, col. Del Valle. MetroBus Amores)

Horario: 18:00 hrs.
Entrada libre o donativo voluntario.